Las malas señales

Con mi respaldo solidario a Jorge Alatorre, Freddy Mariñez, Lucía Almaraz, Annel Vázquez y Jesús Ibarra, quienes seguramente están recibiendo presiones muy fuertes, e ilegítimas, para que no hagan bien su trabajo. ¡Ánimo, están trabajando a favor del bien común, y muchos estamos con ustedes!

De repente, sin avisar, el Poder Ejecutivo de Jalisco cambió las reglas para nombrar al Encargado del Despacho de la Fiscalía General del Estado, de modo que ahora se puede nombrar a un Fiscal provisional, sin que tenga que ser avalado por el Congreso de Jalisco. ¿Quién se beneficia con esto? ¿Cuál es la pretensión del Ejecutivo? ¿Será una muestra de que el Gobernador no desea rendir cuentas de sus decisiones a quienes representan al Pueblo de Jalisco? ¿O es señal de algo más?

Estas preguntas no son ociosas, dado que nos encontramos en proceso de que sean designadas las personas que se harán cargo de las instituciones que habrán de colaborar en el control de la corrupción, con excepción, precisamente, del Fiscal General.

En ese sentido es preocupante que quienes integran la Junta de Coordinación Política del Congreso, que tanta prisa han manifestado por nombrar antes del próximo 15 de diciembre a quienes habrán de investigar, perseguir y sancionar la corrupción, no manifestaran ninguna prisa en reformar las leyes necesarias para que asegurar la autonomía e independencia del Fiscal General de Jalisco.

Al parecer, quienes toman las decisiones en el Congreso y Gobierno de Jalisco prefirieron seguir la moda impuesta por el Presidente Peña Nieto, y posponer el nombramiento de un funcionario que tendrá un encargo fundamental en los asuntos públicos de nuestro Estado: abatir la impunidad, y con ello hacer valer el Estado constitucional y democrático de derecho.

El problema de la impunidad es tan grave que, como se ha expuesto en algún medio de comunicación, es más probable que un delincuente se saque la lotería a que sea detenido a consecuencia de sus delitos. Este es el tipo de situaciones que debería resolver el próximo Fiscal General, y para ello debería ser independiente y autónomo, para evitar que intereses ajenos le impidan llevar a cabo su labor, y así pueda investigar a cualquier persona sospechosa de haber cometido un delito, incluidos funcionarios de alto nivel. Esto es lo que prefirieron posponer el Gobernador y los Diputados, lo que a mí me parece una mala señal, pues nos deja claro que para ellos no es prioritario acabar con la impunidad.

Por otra parte, y retomando lo que expresé en este mismo espacio la semana pasada, considero muy importante resaltar el hecho de que no solo los rectores de las cinco universidades más importantes del Estado respaldaron la metodología de valoración de perfiles propuesta por el Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Anticorrupción, sino que también lo han hecho trece organizaciones de la sociedad civil con mucho prestigio, así como los principales organismos empresariales.

Es decir, la academia, la sociedad civil y la iniciativa privada están de acuerdo en que se valore con evidencias la idoneidad del perfil de las personas que aspiran a formar parte de nuestro Sistema Anticorrupción, y confían en la labor del CPS al respecto. Sin embargo, cinco aspirantes al cargo de Fiscal Anticorrupción no se presentaron para llevar a cabo la resolución del caso práctico, que forma parte de la metodología de valoración propuesta.

En ese sentido, considero que en principio esas cinco personas no deberían ser elegibles, así como las otras que se nieguen a demostrar su capacidad mediante la resolución del caso que se les proponga. Si el Gobernador y los Diputados eligieran de entre esas personas a quienes integrarán el Sistema Anticorrupción estarían mandando otra mala señal.

Ahora bien, las malas señales son útiles, de cualquier modo, pues indirectamente nos muestran los temas o asuntos que nuestra clase política no quiere que vigilemos, así que ya sabemos hacia dónde mirar.

Publicado originalmente en NTR Guadalajara, el 23/11/2017.

Desastres y solidaridad

Usualmente, en las situaciones de desastre se manifiestan las verdaderas prioridades y valores de las personas e instituciones. De modo que, así como vemos a miles de personas aportando lo que sus capacidades y posibilidades les permiten para rescatar a personas atrapadas, o brindarle algún apoyo a quienes perdieron sus posesiones, así también ha habido quienes se han dedicado a asaltar y saquear, aprovechando el caos en el que están sumidas diversas zonas afectadas por los recientes terremotos que ocurrieron en nuestro país.

Este desastre nos ha permitido constatar que son muchísimas las formas en que se puede aportar al bien común: están las personas que directamente se meten entre los escombros para rescatar a personas y animales atrapados; quienes ayudan a la remoción de escombros; las que preparan alimentos y bebidas para quienes están llevando a cabo las labores de rescate; quienes acercan insumos o personas a los lugares donde son más necesarios; quienes comparten su propio espacio; quienes aportan alimentos, medicinas, etc. También quienes apoyaron con un recurso muy valioso en estas situaciones: la comunicación para ayudar a que las personas entraran en contacto con sus seres queridos, o para coordinar las acciones de rescate.

También diversas organizaciones han hecho su parte: universidades ofreciendo sus instalaciones como refugio, o capacitando a sus estudiantes para que apoyen en las labores de rescate; empresas aportando su maquinaria o equipo, o donando insumos requeridos para continuar con las labores de rescate.

Y eso si solo nos enfocamos en lo que están haciendo quienes se encuentran en las zonas afectadas por el sismo. A ellas habría que agregarles todas las personas que se han solidarizado desde otras partes del País y del mundo, y que se están organizando para apoyar con dinero o insumos, así como gobiernos estatales y municipales que han enviado a miembros de sus propios equipos capacitados para el rescate.

En fin, queda claro que estos desastres han sacado lo mejor de miles de personas, tal vez de millones, y esto ha sido más allá de las instituciones públicas. A diferencia de hace 32 años, esta vez no nos hemos quedado paralizados esperando que llegue la ayuda oficial a resolver nuestros problemas. Por el contrario, la gente se ha organizado espontáneamente, atendiendo las situaciones urgentes de la mejor manera posible, y la ayuda oficial ha contribuido para agilizar lo que ya se estaba haciendo.

Y como comentaba al principio, en esta situación la ciudadanía está revisando sus prioridades, y ha llegado a la conclusión de que financiar campañas electorales caras es un lujo que como nación no podemos darnos en este momento. De ahí que en diversas redes sociales esté cobrando fuerza la exigencia, a la que me he sumado, de que el presupuesto que se autorizó para los partidos políticos, el mayor de toda la historia de México, de acuerdo con el INE, se destine mejor a acrecentar el monto destinado a la operación del Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden).

Afirmo que la ciudadanía reconsideró sus prioridades porque al momento de estar escribiendo estas líneas (el 22 de septiembre de 2017, a las 16:00 hrs.) esas peticiones ya habían acumulado en conjunto más de cuatro millones trescientos mil firmas avalándolas. La respuesta oficial hasta el momento era un rotundo no, argumentando que por ley ese presupuesto, de casi 12 mil millones de pesos, sumando el federal y el de los Estados, solo puede gastarse en cuestiones electorales, lo que pone en evidencia cuáles son las prioridades de nuestra clase política.

Quienes deseen sumarse a la exigencia de disminuir el presupuesto de los partidos políticos, y aumentar el Fonden pueden hacerlo en alguna de estas direcciones:

Petición Canalizar los recursos de los partidos políticos a la reconstrucción de zonas afectadas, iniciada por Begoña Hernáiz:  https://goo.gl/j1VsUU

Petición Que el INE done el dinero destinado a partidos políticos, o que los partidos lo hagan, iniciada por Mahonry Efrain Mercado Rodriguez: https://goo.gl/ixA8CH

Petición Que el Instituto N. Electoral de México done los 7.000 millones a víctimas del terremoto, iniciada por Alfredo Aguirre: https://goo.gl/L8HNTT

Columna publicada originalmente en El Diario NTR Guadalajara el 21/09/2017

El experimento de la ratificación de mandato

El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Artículo 39 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Toda innovación realmente relevante ha pasado por una serie de ajustes llevados a cabo mediante el método de prueba y error. Es usual que se elaboren prototipos que suelen ser sumamente imperfectos, pero que permiten valorar el potencial de la innovación que se propone.

Por ejemplo, los prototipos de los aviones eran sumamente frágiles y peligrosos. Sin embargo, con ellos se demostró que era posible crear aparatos voladores más pesados que el aire. De hecho, los aviones han avanzado tanto que es mucho menos probable morir en un accidente de aviación que caminando por la calle, aunque a veces olvidemos que no siempre fue así.

Con las innovaciones sociopolíticas suele ocurrir lo mismo. Se echan a andar a través de prototipos que asustan o que no convencen, y se les juzga muy desfavorablemente porque se comparan con instituciones que llevan décadas o siglos de existencia, pero cuando la propuesta es buena poco a poco va evolucionando y consolidándose, aunque los pioneros que echaron a andar las innovaciones suelen recibir muchas críticas en el proceso.

Pero también nuestras instituciones políticas más antiguas pasaron por ese proceso. La idea de que era mejor dividir el ejercicio del poder político para que no se acumulara en una sola persona, creando los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, tardó varios siglos en consolidarse, y muchas personas padecieron las consecuencias de los ensayos por hacer efectiva esa separación, aunque ahora nos parezca lo más normal del mundo que exista esa división, y que incluso haya personas con una vocación sumamente autoritaria que desean eliminarla, como Trump, por ejemplo.

En nuestra ciudad también se han venido realizando experimentos. Uno de ellos es el de la implementación de un presupuesto participativo en Tlajomulco, mismo que fue muy criticado en sus inicios porque era visto como una versión muy deficiente de lo que se hacía en la ciudad de Porto Alegre, la primera que lo implementó, hace alrededor de 25 años. La cuestión es que quienes criticaban ese ejercicio no tomaban en cuenta que era necesario seguir un proceso didáctico, que comenzara por crear confianza en la población, para que después se apropiara de la propuesta, como de hecho ocurre ahora, pues en varias ocasiones los proyectos que son financiados mediante el presupuesto participativo fueron propuestos por los propios habitantes de Tlajomulco. De hecho, dicha innovación resultó tan exitosa que fue incluida en la Constitución de Jalisco en la última reforma que se le hizo.

Del mismo modo, ahora hay actores políticos que critican los ejercicios de ratificación del mandato en varios municipios de nuestro Estado, probablemente porque temen que también resulten una innovación exitosa, que a la larga termine por volverse obligatoria, y extenderse a la gubernatura.

Como quiera que sea, la discusión en torno a la ratificación del mandato ha propiciado que parte de la ciudadanía recuerde que no es su obligación soportar a un gobernante que no ha dado resultados, o que incluso ha abusado de su poder. Existe la posibilidad de retirarle el poder que se le delegó.

Por mi parte invito a quienes puedan a participar el próximo domingo en el ejercicio de ratificación del mandato, sopesando lo hecho y no hecho por su respectivo Alcalde, sin pretender que actúe como si fuera perfecto, sino considerando si pesan más los aspectos positivos que los negativos de su gestión, para determinar si vale la pena que siga en el cargo o no, y votar en consecuencia.

Publicado originalmente en El Diario NTR Guadalajara, el 24/08/2017.

Cuidado con lo que deseas

Ignoro el origen del proverbio que dice: Ten cuidado con lo que deseas, porque podrías conseguirlo, sin embargo me parece que es sumamente pertinente en los tiempos tan revueltos que estamos experimentando. Debemos ser cautelosos como lo recomienda Ignacio de Loyola: En tiempo de desolación nunca hacer mudanza.

¿A qué me refiero con esto? A que ante la gran cantidad de problemas que enfrentamos, y la poca capacidad que demuestran nuestras instituciones sociales y políticas para resolverlos, es normal que muchas personas se desesperen y pretendan tomar medidas radicales para ver si así se resuelven.

Debido a ello podemos constatar la gran cantidad de acciones y medidas en contra de nuestra clase política, a la que por muchos motivos válidos consideramos como la causa de nuestros males. Iniciativas como la eliminación del fuero, la desaparición de diputados plurinominales, la eliminación del financiamiento público a los partidos políticos, la limitación del presupuesto a los órganos legislativos, la militarización de la seguridad pública, la destitución de Enrique Peña Nieto, y un largo etcétera, son defendidos por muchas personas como soluciones inmediatas y definitivas, y aparentemente obvias, y por eso tienen mucho arrastre entre nuestros conciudadanos.

Pero esa supuesta obviedad es la que debe ponernos en alerta. Los problemas sociales no suelen ser tan simples, y su origen no es tan obvio a la larga, y lo afirmo porque si el origen y solución de nuestros problemas están tan a la vista, ¿por qué nadie ha hecho nada para remediarlos, si se supone que solo es necesario que alguien quiera hacerlo, y las consecuencias las padecemos tantas personas? ¿No será que en realidad las causas no están tan a la vista como algunas personas quieren que lo creamos?

El riesgo de aceptar las soluciones obvias es que podemos terminar por agravar nuestro problema, en vez de solucionarlo. Es lo que algunos llaman intención paradójica. Por eso insisto en que debemos ser muy cuidadosos y rigurosos en nuestro análisis, para aumentar la probabilidad de que nuestras acciones contribuyan a remediar y no a empeorar la situación.

Por ejemplo, militarizar el combate al narcotráfico nos ha dejado como consecuencia casi treinta mil casos de personas desaparecidas, y un número probablemente aún mayor de personas desplazadas de sus lugares de origen, y un aumento sin precedentes en la violencia que experimenta nuestro país, y poco o casi nada se ha logrado en lo que se refiere a contener el tráfico de drogas.

Del mismo modo, es necesario que tratemos de anticipar las consecuencias no queridas o no deseadas de otras medidas, como la desaparición de diputados plurinominales, que podría traer como consecuencia que el Congreso se integre únicamente por personas poco preparadas académicamente, aunque cuenten con mucho respaldo social, con lo que el Presidente volvería a tener el control, una fórmula que ya experimentamos el siglo pasado y que no nos funcionó.

La eliminación total del financiamiento público a los partidos podría acelerar la privatización de las decisiones que deben ser públicas, y aumentar aún más el peso de quienes tienen más posibilidades de financiar campañas electorales en la toma de decisiones, sin que haya posibilidades de establecer contrapesos que emparejen la cancha del juego político a favor de quienes disponen de menos recursos y posibilidades de influir.

¿Entonces es mejor no hacer nada? Claro que no. Lo que digo es que hay que pensar con el pesimismo de la razón pero actuar con el optimismo de la voluntad, como decía Antonio Gramsci, pues quienes se benefician de las cosas como están pueden aprovechar nuestro descuido y darnos exactamente lo que pedimos, y perjudicarnos otra vez.

Publicado originalmente en El Diario NTR Guadalajara, el 02/03/2017.