Respetar la dignidad

Cuando queremos evaluar una acción, y determinar si es positiva o negativa tenemos que revisar los fines, es decir lo que queríamos lograr, y los medios a los que recurrimos para lograrlo, y después valorar si había una relación adecuada entre los fines y los medios elegidos. De modo que una acción puede ser buena si los fines eran buenos, si los medios eran buenos, y si además esos medios eran adecuados para lograr los fines buscados.

Pongámoslo así, ¿es bueno llevar a cabo marchas para protestar contra una ley? Eso depende. ¿Hacer una marcha puede ser la mejor manera de presionar a quienes tienen que decidir qué hacer con esa ley? Es probable que sí, especialmente si no hay manera de saber si le han llegado a las autoridades los mensajes que un cierto grupo social les ha enviado al respecto. Una manifestación puede ser una buena forma de hacer llegar el mensaje de que un grupo de la sociedad está inconforme.

Pero, ¿qué pasa con lo que se quería lograr? ¿Era bueno? Eso es más difícil de responderlo. Son tantas las perspectivas que hay que considerar que lo que unos ven como bueno, otros pueden verlo como algo malo. Para tratar de resolver ese problema, el filósofo Kant planteó que lo mejor que podemos hacer es tratar a las personas como fines en sí mismas, y no como medios para que cada quien logre sus propios objetivos. Eso quiere decir que es indispensable respetar la dignidad de cada persona, y de reconocer que es valiosa por sí misma.

En el caso de la marcha convocada para este próximo sábado por parte del Frente Nacional por la Familia, hay varios asuntos que cuestionarle. Por un lado están sus fines: pese a lo que los organizadores han dicho, es claro que lo que pretenden lograr es limitar el ejercicio de derechos civiles de las personas no heterosexuales, solo porque desde su propia perspectiva es malo no comportarse heterosexualmente, sin que haya evidencias científicas que les den la razón.

Por otro lado están sus medios. Claramente han recurrido a las mentiras, pues afirman que de aprobarse la iniciativa presidencial los niños podrán cambiar de sexo sin la intervención de padres de familia o tutores, o que se cambiarán las leyes de género, es decir los hombres podrán entrar al baño de mujeres y viceversa, lo cual no aparece ni se deriva de ninguna manera de lo que se plantea en la iniciativa presidencial, como puede constatarlo cualquier persona que la lea (el texto completo está en goo.gl/Bd7lQp).

Finalmente, está el hecho de que el Frente utiliza a los niños como medios, pues afirma, sin fundamento, que la iniciativa presidencial daña a los niños, y ha sido esa falsa afirmación la que han utilizado los organizadores para conseguir que muchas personas se unan a su manifestación. Y considero falsa la afirmación, porque no hay evidencias científicas de que sea dañino tener preferencias sexuales diferentes a la heterosexual, y además está demostrado que se puede criar a un niño o niña igual de sano en un hogar homosexual que en uno heterosexual.

En síntesis, las marchas convocadas en defensa de la familia no son buenas ni en sus fines ni en sus medios.

Publicada originalmente en el Diario NTR Guadalajara, el 08/09/2016.

Distracciones y derechos

En días pasados el Presidente Enrique Peña envió varias iniciativas de ley al Congreso federal, y las que más han llamado la atención son las relacionadas con el reconocimiento pleno de los derechos de las personas no heterosexuales, lo que implica que podrán casarse sin tener que hacer ningún trámite adicional, y además las parejas homosexuales no tendrán obstáculos legales para adoptar.

Las propuestas del Presidente Peña resultaron sumamente sorpresivas pues no tienen relación con el discurso y las acciones de su gobierno hasta el momento, por lo que es fácil suponer que se trata de una estrategia para intentar recuperar algunos puntos de aprobación nacional y sobre todo internacional.

También puede interpretarse como una estrategia para dividir a la oposición, pues tanto a nivel de partidos políticos como a nivel de organizaciones sociales el tema de la homosexualidad todavía es un tema de discusiones fuertes, que a veces llegan a la violencia física.

Como estrategia de división me parece que la propuesta de Peña ha funcionado, pues inmediatamente reaccionaron con enojo los sectores conservadores de nuestra sociedad, incluyendo a algunos jerarcas de la Iglesia Católica, que consideran que la propuesta de reconocer el matrimonio homosexual como un matrimonio de pleno derecho es una distracción de los asuntos “verdaderamente importantes” para el país.

Por otro lado, algunos miembros de los sectores progresistas, los que luchan por el respeto y ampliación del disfrute de los derechos humanos cayeron igualmente en la trampa y compraron el discurso de que la iniciativa presidencial es una mera distracción, pues sigue sin atender los casos de los más de 25,000 desaparecidos, incluyendo a los 43 normalistas de Ayotzinapa, además de los casos de abuso del ejército como en Tlatlaya.

Incluso algunos miembros de los sectores que defienden los derechos de la diversidad sexual se manifestaron en contra de la iniciativa, pues consideran que es insuficiente que se les reconozca el derecho a contraer matrimonio, cuando hay estudios como el presentado hace unos días por Gloria Careaga, investigadora de la UNAM, quien reveló qué México es el segundo país a nivel mundial por su índice de crímenes por homofobia.

Como vemos, para Peña Nieto fue muy fácil distraer a muchas personas, justamente con la excusa de la distracción, pero esto no debería de ser así, al contrario, quienes queremos que los derechos humanos sean una realidad para todas las personas debemos presionar para que se reconozca y respete la diversidad sexual, al mismo tiempo que presionamos para que se aclaren los probables crímenes de Estado, como los de Ayotzinapa y Tlatlaya, solo por mencionar algunos.

Los conservadores quieren que nos distraigamos para que no se aprueben los derechos derivados de la diversidad sexual, y apenas disimulan su homofobia cuando afirman que hay cosas más importantes, porque al afirmar eso en el fondo manifiestan que no quieren reconocer como personas completamente humanas a lesbianas, homosexuales, bisexuales, intersexuales, transgénero, travestis y transexuales, lo cual no tiene ningún fundamento científico.

En el tema de los derechos humanos no debemos caer en el juego de elegir qué derechos defender porque se deben promover, respetar, proteger y garantizar todos los derechos para todas las personas, y permitir que se viole un derecho, el que sea, abre la puerta para violarlos todos.

Publicada originalmente en NTR Guadalajara.

Machismo y fascismo

En esta semana se conmemoran en todo el mundo las luchas de las mujeres por recibir un trato igual al de los varones, lucha que todavía no se puede dar por terminada, pues todavía existen muchas situaciones de injusticia y discriminación que nos permiten ver que las mujeres todavía están en posición de desventaja en todo el mundo.

Sin embargo esas la luchas han propiciado que muchas mujeres reflexionen sobre lo femenino, sobre lo que hace que las mujeres lleguen a serlo, como lo diría la filósofa Simone de Bouvoir, de ahí que podamos reconocer actualmente muchas corrientes feministas que reivindican diversas maneras de ser mujer. Esas corrientes y los cuestionamientos que han hecho a los supuestos y prejuicios que definían los papeles del hombre y la mujer en nuestro mundo han sido tan fuertes que las corrientes conservadoras han acuñado expresiones como “soy femenina, no feminista”, con lo que implícitamente critican a las feministas que se niegan a aceptar un rol que la sociedad les impone y las acusan de no ser mujeres.

Desafortunadamente, por parte de los varones no hemos tenido tanto avance en la reflexión sobre la masculinidad y lo que nos permite llegar a ser hombres. Y ante la escasa reflexión sobre ese tema el machismo ha seguido siendo la manera preponderante de ser hombre, al grado de que quien no se apega al ideal del hombre “macho” es criticado y marginado tanto por hombres como por mujeres.

El problema con esto es que a los varones se nos educa para asumir un estereotipo que nos aprisiona y nos lleva a vivir angustiados ante todo aquello que experimentamos y que parece ir en contra de lo que se supone que debe ser “un hombre”, de modo que no debemos ni podemos llorar; tenemos prohibido ser cariñosos, especialmente con otros varones, incluyendo a nuestros hijos y padres; nos deprimimos si nuestra esposa tiene que trabajar porque lo que ganamos con nuestro trabajo es insuficiente para mantener a nuestra familia, etc.

Todo esto nos provoca sufrimiento no solo a los varones adultos, sino a nuestra familia, pues ante la inseguridad que nos da enfrentar situaciones que cuestionan la idea que tenemos de lo que significa ser “hombre” nos volvemos rígidos y distantes, como probablemente lo fueron nuestros padres con nosotros.

Y de acuerdo con los estudios del filósofo Max Horkheimer, esa rigidez nos vuelve autoritarios, pues nos apegamos a las reglas como lo único seguro, aunque no entendamos para qué son, y educamos a nuestros hijos para que actúen de la misma manera, con lo que los preparamos para que obedezcan a cualquier líder autoritario sin pensar en las consecuencias de obedecerlo.

En otras palabras, el machismo engendra fascismo, es decir, desprecio por la democracia y asco por todo lo que sea “distinto”.

Ante esto como individuos, como familia, como sociedad, necesitamos darnos oportunidad de reflexionar sobre la masculinidad, aprender a ser hombres capaces de experimentar el dolor, el miedo y el amor, de disfrutar de lo que nos gusta aunque contradiga el estereotipo, sin que eso signifique poner en duda nuestra hombría.

No es una tarea fácil, pero en la medida en que más y más personas lo reflexionemos más fácil será entender qué significa ser hombres.

Publicado originalmente en: https://t.co/kzbwjlWuIC

Miedo a la democracia y homofobia

Dos hechos me hacen preocuparme por el rumbo de nuestra incompleta democracia: la reciente reunión convocada por Jalisco es Uno por los Niños, misma que escasamente matizó su motivación homofóbica y la propuesta de reforma constitucional presentada ante el Senado por el Consejo Mexicano de la Familia que pretende modificar la redacción del artículo 4o. Constitucional, de manera que se prohíban en los hechos los matrimonios homosexuales y las adopciones homoparentales, pues solo se le reconocería el derecho al matrimonio y a la adopción a las parejas heterosexuales, lo que además terminaría por excluir a una abuela viuda de adoptar a sus nietos huérfanos, con lo que se pone en evidencia que quienes impulsan esa Reforma lo hacen desde la homofobia y no desde la razón.

Estas manifestaciones se corresponden con el síndrome de la personalidad autoritaria, el cual fue descrito en un estudio clásico de las ciencias sociales: La personalidad autoritaria, escrito por Theodor W. Adorno.

De acuerdo con ese estudio, las personas con tendencias antidemocráticas presentan las siguientes características: Adhesión rígida y fundamentalmente emocional a los valores de la clase media, lo que hace que no toleren e incluso agredan a quien no respete esos valores, que además asumen como los únicos existentes. Una actitud sumisa y acrítica de obediencia a las autoridades morales de su propio grupo, a las cuales idealizan y hasta convierten en mártires cuando se evidencia su mala conducta, como es el caso de Serrano Limón, líder de Pro-vida encarcelado por malversación de fondos públicos; esta sumisión a la autoridad brota de la enorme necesidad que tienen de que alguien les indique que es lo bueno y lo malo, para evitar la ansiedad que produce tener que hacerse cargo de la propia existencia. La negación de los sentimientos y la imaginación, lo que les impide ponerse en el lugar de las otras personas, y buscar una supuesta objetividad en lo que dice la autoridad moral, aunque no tenga sustento.

Otra característica es asumir estereotipos como algo determinante: los niños se visten de azul, las niñas de rosa, etc., al mismo tiempo que asumen que una fuerza sobrenatural predeterminó que así deben ser las cosas, en vez de reconocer que lo humano es producto de lo humano. Otras manifestaciones de ese síndrome son la identificación excesiva con las figuras que representan el poder, y una valoración excesiva de la fuerza y la dureza, además de que se considera que la humanidad en su conjunto es como basura y solo contamina a la naturaleza, por lo que asumen teorías de la conspiración para explicar las cosas «malas» que están ocurriendo, pero curiosamente para esas personas lo malo siempre tiene relación con el sexo y por eso buscan limitar el ejercicio de la sexualidad a la reproducción.

Históricamente las personas que presentan este síndrome se han identificado con posturas fascistas y autoritarias, como el nazismo en Alemania o el racismo del Ku Klux Klan en Estados Unidos, por lo que a menos que hagamos algo en México podríamos estar viendo el crecimiento de movimientos conservadores y que apuestan por supuestas soluciones radicales que implican pasar por encima de los derechos y libertades de las minorías más vulnerables. Esto implica que necesitamos fortalecer nuestras instituciones y herramientas democráticas.

Si deseas comprobar lo que planteo puedes ver las páginas de esas agrupaciones y otras parecidas: