Evaluar al Poder Legislativo

La evaluación es una actividad muy necesaria, pues nos permite confrontar los avances que tenemos con relación a las metas y objetivos que nos hayamos propuesto. La evaluación nos permite darnos cuenta si logramos nuestro objetivo, y en qué porcentaje. Además nos permite aprender de lo hecho para mejorar. Sin ejercicios de evaluación realizados periódicamente corremos el riesgo de llegar a una situación muy distinta de la que esperábamos, y tal vez hasta indeseable.

Hay diversas formas de evaluación, unas que llevamos a cabo cuando terminamos un proyecto, y otras que son parte de un ejercicio permanente que se conoce como de mejora continua. De modo que la evaluación debería ser algo esperado porque nos permitirá asegurarnos de que vamos en la dirección correcta, o por el contrario nos informará sobre el tipo de ajustes necesitamos realizar.

Sin embargo, en nuestra sociedad la evaluación suele utilizarse para justificar despidos o cierres de proyectos, pero no para aprender y establecer procedimientos de mejora, por lo que es comprensible que ejercicios de evaluación como los que lleva a cabo el Observatorio Legislativo del ITESO causen inquietud, y haya quien se sienta amenazado por el resultado. Pero esto no debería ser así, porque las evaluaciones llevadas a cabo por el Observatorio y organizaciones similares, como CIMTRA, deben verse como parte de un ejercicio de mejora continua en el ámbito público.

Me refiero a esto porque la semana pasada el Observatorio Legislativo del ITESO dio a conocer los resultados de la evaluación de la calidad de las iniciativas de ley presentadas entre octubre de 2015 y octubre de 2016, por parte de los diputados locales de Jalisco, obteniendo un promedio de 64% de cumplimiento de los aspectos considerados por el Observatorio, lo que representa una mejora notable con respecto a la Legislatura anterior, que en promedio logró un 54%. Sin embargo, ante las reacciones que esta evaluación ha suscitado es necesario hacer algunos comentarios.

Por principio de cuentas, es importante señalar que el trabajo de los diputados incluye muchas actividades, y que la elaboración de leyes es solo una de ellas. En cuanto a lo interno, a los diputados les corresponde negociar y construir acuerdos, así como dictaminar la viabilidad de las iniciativas presentadas por otros diputados, sin lo cual todo el trabajo del Poder Legislativo se paralizaría. En cuanto al ámbito externo, tienen a su cargo supervisar el desempeño del gobernador y su gabinete, así como el de el Poder Judicial, al mismo tiempo que deben de realizar actividades que les permitan conocer las necesidades y demandas de la población a la que representan.

Como se podrá notar, es muy difícil que alguien reúna en su persona las capacidades necesarias para desempeñarse bien en todos los aspectos, por lo que afirmar que un diputado es buen o mal legislador, basándose únicamente en su capacidad para elaborar iniciativas de ley es insuficiente.

Alguien se preguntará, ¿entonces, cuál es la pertinencia o relevancia de dar a conocer los resultados de un solo aspecto del desempeño de los diputados? La respuesta es que, de acuerdo con el diagnóstico llevado a cabo por el Observatorio, la calidad de las iniciativas de ley pone en evidencia el desempeño de prácticamente todas las áreas que integran al Poder Legislativo. De modo que si hay una mejora en el nivel de calidad de las iniciativas, eso será reflejo de una mejoría en el desempeño del Congreso en su conjunto.

En conclusión, podemos afirmar que el Congreso de Jalisco ha ido mejorando su desempeño.

La evaluación realizada por el Observatorio Legislativo puede consultarse en http://www.iteso.mx/web/dsoj/observatorio-legislativo

Publicada originalmente en El Diario NTR Guadalajara, el 30/03/2017.

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